|
Hay una profundidad en tus ojos. No la profundidad de tu mirada, si no ese hueco negro en medio, ese vórtice que esconde mis secretos, los tuyos y los de alguien más.
Hay una profundidad que hace eco cada vez que hablas, cada vez que respiras y cada vez que tu corazón late.
Esa cosa negra en ellos, que la ciencia llama pupila, es un agujero negro que me atrae con fuerza, hacia el abismo de mis propios sentimientos, que ofende mis pensamientos y desata la locura en ellos. Ese hueco entre el café común de tu mirada que desata los instintos que me cuesta contener...
Hay un agujero negro en tu mirada, capaz de romper o perder cualquier cosa que se adentre en ella. Y es que no es tu forma de mirar, es la forma en que te miro, que me hace repugnar todo aquéllo que siempre he creído.

Duele amar...

|
Duele amar,
cuando no eres correspondido,
cuando todas las cosas,
se quedan en el olvido.
Duele amar,
a la persona equivocada,
de la que siempre te dijo,
que mucho te amaba.

Duele amar,
sin ser amado,
pero duele más,
estar equivocado.

Por eso,
y por muchas cosas más,
verdad que duele amar......

La poesía que nunca te dije, Daniel

|

¿Qué es de mí? Si de tí soy toda.
¿Qué es de vos? Si tu voz me añora,
Si pienso en ti; no pienso demasiado...
¿Pensar en mi? Para ti es muy complicado

Entonces, ¿Qué hacer, si puedes ser bastardo?
Te quiero, y te quiero demasiado,
te busco, y te busco en un rincón,
y mi habitación esta repleta de tu nombre;
y mi corazón está repleto de tu olor...

Suspiro, y a cada suspiro pierdo u trocito de mi alma;
y mi alma se va, corre, grita, huye...
te añora y exhala tu nombre; y pierde la calma...

Tu nombre, para mi es más que un adjetivo.
Tu nombre, para mí son versos,
versos que pudieron que pudieron convertirse en besos;
besos hilados a diáfanos recuerdos,
recuerdos del umbral que nunca crucé,
de aquél lugar al que nunca llegué.

Te miro, y no veo nada.
Pienso que pudieran ser palabras las que puedas escuchar,
pero tu no escuchas nada.

Que no suene a reproche, ¡Por favor!;
te conocí libre y liberal,
y me encontré con un hombre sin dueño;
el hombre poco ideal.

Amé, y amé demasiado.
Chillé, grité, bailé, lloré,
y hasta reventé por tí...

Mi cuerpo está cansado,
mi alma exige demasido
y mi corazón no logra conciliar la calma.

Observo fijamente mi mirada reflejada en el espejo y veo un profundo abismo, un marginal hoyo negro que no es mi pupila, un estadío eterno, un paraje perfecto, un ave sin alas, un amoe enfrascado, un niño llorando, una botella de ron, una copa servida, un vaso con hielos, una gota de agua, un charco vacío... y en el fondo: Tú
Te odio, y te odio con amor, te amo, y te amo con desesperación...
Dios, tantas cosas qué decir...
Yo no pedí amarte, te juro que no lo pedí; pero creémo, intento, pero tampoco puedo odiarte...

Con amor:

(Yo de ti)